CANCION DEL PEQUEÑO OLVIDO
Cierro mi olvido
sobre una luna gris,
en un pueblo sin nombre, donde mi
voz se apaga
para no encontrarla.
Solo viven mi espera
y una calle sin nadie.
No estoy más.
He ido lejos con el cansancio de mi
cuerpo.
Hoy podría ser el día de mi primer
llanto.
(Nunca sabré como fue el día de mi
primer llanto,
como no sabré del primer día de mi
ausencia.)
El tiempo se ha detenido en mí.
Puede disolverme la lluvia,
amenazarme un relámpago
próximo a caer sobre mi sien.
¿Adónde he ido? ¿Por qué me tiran
palomas de las venas
y me cubren herrumbres y raices que
echan un agua
extraña?
Lo más exacto es que esté enterrado
con un manoverandá de pájaros
con treinta y dos años en la voz
y una fotografía caída del recuerdo.
Canta, Yeruti:
Él se perdió a orillas de un
pueblito lejano.
Guardadle sobre unos cabellos
mustios.
Si queréis, entre dos guitarras sin
cuerda.
EL CERCADO DE BRILLO
Azul de tardes,
fuegos,
de invocaciones
conmigo vienen,
vuelven,
en bogar de canoas
por estos lagunares.
¡Riacho Rincón!
Desnudo
junto totoras, juncos....
Sientan mi mano en paz que mece el
agua,
peina brillos....
Y Dios mira,
la virgen canta
¡en Caá-Catí!
ANTE UN MÍNIMO YACER
Tendida
sobre la hierba, estaba.
Instintivamente
la coloqué en mi mano.
Noté, que era el hueco de una forma
sin peso, y no su movimiento,
lo que acaso insensible, sostenía.
Un vago indicio de culpa
me obsedió como si hubiese cortado
súbitamente hasta paralizar
la libertad brillante de esas alas
latientes todavía
bajo el sol de la tarde.
Y todos mis sentidos
cesaron allí
junto al yacer de esa mínima abeja
inmutable en su eternidad,
pero inclinada aún
al centro radiante de la vida.
ARDE UN ROSTRO, DESDE LO SOMBRÍO
Anudado al latir que enciende la
palabra,
como una gran cima donde la luz
empieza su triunfo,
todavía me llaman las manos de la
tierra en su temblor
de raíces,
junto a las quietas sílabas de las
nubes
que desandan lo inmenso.
La fruta del mundo
penetra mi corazón, y canto.
Canto el fuego cercano de los
árboles de oro
mojado por la luz de la mañana
en el lejano regocijo de su
horizonte de antorchas.
Oh Dios, me diste un gran día para
mirar tus
maravillas.
Más allá de las máscaras que
enceguecen al hombre,
despierto en mi edad de soles, de
pájaros
que son párpados, semillas,
toca la piedra que no cambia, me
pierdo
sobrevivido en la larga sumisión de
la distancia
para buscar la libertad que
incendia tu mano hacedora.
Ahora que voy a cesar
y sé como llamarte:
La Mirada que no cierra
y me recoge.
BLANCO DE ETERNIDAD
Ciega en tu espejo
mis pasos oyes
toda la tarde en lluvia
en sol
que traigo a tu descanso.
Y miras, oh mi indolida
mi todajunta
ahora que toca esta mojada mano
la caja de tu mudez,
la sombra de tu hijo
regresado al espacio que te cuida
naciendo cada día.
David Martínez (Corrientes 1921-
1993). Poeta, ensayista, periodista, crítico literario y escritor. Nació en Caá
Catí. Desde 1938 vivió en Buenos Aires.
Presidente de la SADE Corrientes (1966). Primer
antólogo de los poetas de la Generación del 40.
Publicó: Ribera Sola (1945); La tierra apasionada
(1955); Órbita del amor (1959), Faja de Honor de la SADE; Dos elegías (1963);
Ausente infinita (1965); Resplandor del olvido (Premio Municipal de poesía
inédita 1961,; Canto a Gral. Paz (Poema 1967); El Exilio en el mundo (1969),
Primer Premio Municipal de Poesía y Medalla de Oro del Gobernador de Corrientes
Adolfo Navajas Artaza; Vida situada (Antología Poética. 1970); Penúltima
estación (1974), Pluma de plata del PEN club Internacional y Mención Especial
Premio Nacional de Literatura; Enrique Banchs, Poeta del sentimiento humano
(Ensayo y antología). Segundo Premio Municipal de Crítica y Ensayo, 1975; Siete
Poemas inéditos (Madrid -1976); Soles y laderas (Premio Dodero de la Fundación
argentina para la poesía, 1980); La tierra que fue mía (Antología Temática
Esencial. Edic. De la Municipalidad de Corrientes, 1982); Canto a Caá Catí
(1985; 2ª edición, Buenos Aires 1986, con epílogos de Jorge Calvetti, Horacio
Castillo y León Benarós); El Conterrado (Edit. Losada, 1986). Premio
"Guaraní" 1985, instituido por el Gobierno de la Provincia de
Corrientes. Gente de Letras, " en mérito a la encuesta Nacional realizada
por decisión del jurado interviniente" le concedió el Premio Esteban Echeverría
del año 1986, en el género de poesía. Poesía de Corrientes (Edit. Plus Ultra
1986).
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