La fugacidad ha sido irrumpir
violentar
luego, parir orugas
en las grietas
o bien en medio de la euforia;
y tarde o temprano
lo fatal estará ahí
haciéndonos gárgaras en los ojos
para inaugurar los decesos
la babel
los desplazamientos.
De eso
menos o más
se ha tratado siempre el hombre:
un punto negro
con una que otra lengua
para decirse y desdecirse
en cada minutero en el que se enreda
en cada almohada en la que fue a caer
acaso por simple cuestión de coordenadas
porque no ha de asumirse así nomás
que pudo ser por mucho más que eso.
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