Te recuerdo cuando todo es No.
Cuando mi Alma cierra con humo la imagen de la batalla.
El hábito de los amantes separados es comer pez rasgado y rama helada.
El único riesgo de regresar de la muerte, es retomar la Vida con los mismos amores.
Mejor es cambiar las líneas de las manos con una daga y partir.
Existen horrendos combates entre los recuerdos del Alma y los recuerdos del Cuerpo.
En tus ojos la liebre se enreda en un pañuelo verde.
Lograr acariciar la cabeza de una mosca y esperar que acabe la tarde.
La melancolía llega como una unción ante el fracaso desmedido.
Nombrar es perder. Decir es ya fue.
Este veneno es un manojo de harina arrojada sobre los ojos de un perro.
Después de todo, tendrán razón los poetas: el miedo es
ese desfile de minutos horrendos, en busca de todo aquello, que no tocó el Hastío.
Imagen recuperada de Internet.
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