Están desparramados.
Juegan con hilitos
en el regazo
de mujeres
que los despiojan,
con ternura.
La plaza sola
los puede cuidar.
Se masturba a gritos.
Anda perdido
en la misma calle
donde chicas asustadas
cruzan de vereda,
sin mirar atrás.
La gente sola
no se deja tocar.
El más perseguido.
Nadie lo escucha
como sabe demasiado
magulla secretos
contra una pared,
se quiere matar.
La ciudad vacía
se deja mirar.
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