de murmullos la nostalgia.
Prisionera estoy aquí,
desde la ausencia.
Poco ha quedado; la piel,
la voz: las huellas…
De la piel y de la voz
ya nada queda.
Una luna soberbia de cristal de roca
se endurece sobre mí:
ya no me entrega
la senda fugitiva
sombreada de fantasmas de arboleda
por donde transité aquella noche
salpicada de lumbres traicioneras.
Aquí, mi soledad se hace letargo
que se prolonga
demasiado con tu ausencia.
Ya poco queda en mí,
pasajero remoto de la sombra.
Ya nada queda de ti,
amante de una sola noche sin estrellas.
De: http://a-simetrias.blogspot.com/
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