lunes, 25 de enero de 2016

MAXIMILIANO JOZAMI (La Banda, Santiago del Estero)




Domingo pre-code

Teníamos
el alma en blanco y negro
pero cuando ella dijo
"¡No vayas a hacer
un poema sobre esto!"
reímos tanto.

Fue domingo:
los vecinos escucharon
y vimos Mata Hari
hasta que paró la lluvia.

Cerré la puerta de abajo
y tras el sms
la euforia matinal
de las dos de la tarde nubladas y cogidas
se mezcló
como un pisco sour tucumano
con los años que se han ido
y el futuro adusto del lunes.

Arriba ella
qué carajo
habrá sentido.


Domingo de trabajo

Hoy es el día
viste
nadabas aferrado a esa soga y se te fue
el mar sin sogas / el mar sin sogas
la gente pasa
el sol brilla sin llegar a calentar el barrio
domingo del otoño casi muerto
pero vos tenés que encerrarte a perder pelo
y que otros coman el asado

Hoy es el día
espejo contra espejo
ya hay una parte muerta
en tu nuca
supiste
que no vas a tener hijos
ni a jugar ningún Mundial

Un Plan Trabajar de la poesía
lo que nunca temiste
está pasando

El mar sin sogas
el mar sin sogas / al menos te canta
te toca entero
te besa húmedo
uno recuerda la sal y María en Argel

Pero esto no tiene
ni agua
no tiene forma
parece el vómito de un dios borracho.


O sole mío

Qué queda amigo
ahora qué queda
la mentira como el agua
de noche se congela
y revienta las piedras

De día el sol no sabe y se lamenta
el agua ríe sola y espera

Así siempre hasta el verano
cuando el sol de cerca
se lleva el agua
como a una muerta

Ahora solos
el sol y
la piedra abierta como un higo
el sol siente un miedo curioso
nunca había visto una piedra expuesta

Tienen tiempo
en el desierto
todo el verano
hasta que el hielo vuelva.

Un domingo
un perfume
un perro en la calle
un helado
una pendeja
algo
te interroga y te das cuenta:
esos monstruos del espejo
y estas manos
sos vos.


Trole B

El trole rojo
recién pintado
sigue igual de viejo
al subirte
aunque al frente diga grande
verde flúor electrónica
"B"

Y a veces en Plaza Colón
una cintura de espaldas
que toca el timbre
te hace girar y enamorarte
hasta que se baja
y tanto oculta la cara
que
era tu ex
y no quiso saludar.

Ha pasado el tiempo
pero más ha pasado el alma

Esa chica incómoda
ya casi no importa
lo que asusta
es qué lejos
va a estar todo
cuando llegues a casa
y veas tus ojos
en el espejo del baño.

Esta noche va a ser hora
de que los perros ladren.


Cemento

La gente muere
la gente llora
y sigue sin haber más que esto
cemento
eso es el alma
un niño jugando al fútbol
solo
contra la pared del patio
a la siesta

Se seca el árbol de mandarinas
después muere la abuela
al final, la casa entera

Un día
4.30 am
el llanto de alguien
te despierta
tu cara mojada
delata
que en esta pieza pequeña
solamente entran tus libros
y tu vergüenza.

Nadie te escucha
salvo el cemento.


Maximiliano Jozami nació en Santiago del Estero el mismo día que, 28 años después, asesinarían a Mariano Ferreyra. Se crió en La Banda. Un día, sin saber cómo, se encontró en Roma, enamorado. Volvió porque el trotskismo europeo no está muy copado. Acabó en Córdoba, donde se terminó aquel amor y comenzó otro con Belgrano. Tuvo que escapar: con un título de Licenciado en Psicología en la mano, se refugió en Tucumán. De Córdoba solo extraña al Gigante de Alberdi y a su amante rubia. De Roma extraña todo, especialmente la pizza de cuatro queso y hongos cerca de Piazza Zama, y el italiano hablado con acentos extranjeros. De la Banda, también extraña a Belgrano, la plaza, antes de la revolución estética de Chabay, y a los árboles  del fondo de la casa de sus abuelas. Y la sensación de que el apocalipsis era una cosa lejana. Es miembro fundador de la Iglesia Maradoniana de Tucumán.

Los poemas pertenecen al libro El Alquiler (Perras Negras Edita, Santiago del Estero, 2012), la biografía se corresponde de manera textual a la que figura en la contratapa del mismo  y la fotografía de la nota fue tomada de su perfil de Facebook https://www.facebook.com/jozami?fref=ts


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