mínimo mundo
a Gonzalo fragui
por el cielo
del planeta giran miles de aparatos
desde una
cabina acerada
un hombre
pulsa botones
y observa un monitor gigante.
Ahora cruza
sobre un desierto en el fin del mundo
un campamento
petrolero invadido de arcilla.
el aburrido
operario pulsa botones
acerca la
imagen.
algunas
casas, una escuela de dos aulas
negras
cigüeñas metálicas.
La placita,
un banco
y un chico de
seis años balanceando las piernas.
pulsa más
botones, acerca más
llega hasta
los ojos.
el reflejo de
esos ojos infantiles
muestra un
árbol de manzanas brillantes
un columpio
de vaivén
el soldadito
de plomo herido
un superhéroe
con los pies en el barro.
ahora el
chico mira hacia arriba
ve una
fantástica estación espacial
un hombre
abatido observando un monitor
vigilando sin
afán sueños ajenos
ese hombre
parece llorar.
revolución
aún la espero
como un dulce
aguacero que lave
los peores
recuerdos.
aún espero
su palabra
subversiva lamiendo mi piel.
aún espero
esa líquida
revolución
en la
anarquía de los cuerpos.
sueño de mariposas
a Carlos Spinedi
no soy
Chuang-Tzú
soñando ser
una mariposa
ni la
increíble mariposa que sueña
ser
Chuang-Tzú.
soy el sapo
que se comió la mariposa
en el
instante onírico que se tocaron ambo seres
y de esa
forma
le he evitado
horas de diván a Chuang-Tzú
y serios
problemas de identidad
a
incalculables mariposas.
salto
a paula Yende
el error
no es saltar
al vacío
desde la
cornisa de la palabra
sin una red
que contenga
frases gastadas
y sintagmas sin fe.
el error es
creer
en la gloria
de ese salto.
amorsaurio
nos rozamos
en la calle.
le acaricié
el pelo en la esquina.
hablamos de
las injusticias del mundo
cerca del
basural
nos amamos
con los restos
del cuerpo.
antes de
dormirme
le leí un
cuento de Monterroso.
… y cuando
desperté
ella ya no
estaba allí.
danza final
el poema es
la adversidad.
el poeta es
un bailarín invisible entre sombras.
o el poema es
una luz roja girando en medio del camino
y el poeta viaja
herido de muerte /
dentro de esa
ambulancia.
la poesía se
parece a esa ambulancia que cruza rauda
la noche.
el poema es
finalmente un homicida
y el poeta
carga con su culpa ancestral.
Aldo Luis Novelli.
Poeta, cuentista, ensayista, inquisidor del alma humana y habitante de bares
nocturnos. Trabaja como analista de sistemas, dicta talleres literarios y hace
esporádicamente periodismo cultural y crítica literaria.
Nació en la ciudad de
Neuquén en una madrugada de juerga y carnaval. Vivió hasta los 13 años en
Challacó, un campamento petrolero en medio del desierto patagónico, hoy un
caserío fantasma y luego vagó por el país hasta retornar a su terruño, la
ciudad de las manzanas prohibidas enclavada en el valle de las quimeras, donde
reside actualmente.
Los poemas y la
biografía fueron obtenidos del libro mínimo
mundo, Ediciones llanto de mudo,
2012
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